sábado, 6 de octubre de 2012

Lo vi en un espejo paralelo a una realidad no muy lejana.

Y digo que me la han matado de hambre. No me enteré de lo mal que estaba hasta que le entró fiebre, y entonces los huesos se le salían por la piel. No había ni lumbre ni vela y murió a oscuras ... ¡ a oscuras! No pudo ni ver la cara de sus hijos, aunque la oíamos pronunciar sus nombres entre resuellos. Fui a pedir por las calles para ella y me metieron en la cárcel. Cuando volví estaba muriéndose y se me ha secado toda la sangre del corazón, pues la han matado de hambre. ¡Lo juro por Dios que lo ha visto! ¡La han matado de hambre!
Hundió las manos en los cabellos y, con un potente alarido, cayó y se revolcó por el suelo, con los ojos crispados y los labios llenos de espumarajos.

                    
 ( Fragmento de Oliver Twist de Dickens )